- Las editoriales de rol...
Sigo con interés relativamente escaso los debates y flames que se producen de cuando en cuando y por eso pienso que mi desconocimiento del mundillo editorial no me otorga mucho derecho a opinar si debieran hacer tal o cual cosa, o si debieran cambiar su curso de acción de ésta o aquella manera.
Sí que tengo más información de las editoriales roleras que cuando empecé en esto de joven, eso seguro. Por aquel entonces yo sabía que Zinco y Joc Internacional, dos empresas cuyas sedes en Barcelona quedaban muy lejos, publicaban todos los juegos que un aficionado podía soñar y que jamás conseguiría tener todos los que me gustaban. No había internet, así que lo poco que conocíamos acerca de los planes editoriales era lo que quisieran comentarnos en las primeras páginas de la revista Dragón.
Pero misteriosamente los libros de rol ocupaban un estante completo de El Corte Inglés de Castellana. No tenía más que pasear por allí para hojear suplementos y novedades. Ahora dicen que sería una locura llevar a imprenta tantos ejemplares como en aquella época y que, por eso, sólo se hacen tiradas pequeñas y se venden en tiendas especializadas. Y digo yo, cuando Joc Internacional salió a la calle con su primer libro - ¿cuál fue? ¿MERP? -, ¿cómo consiguió tanta difusión? ¿O es que se arriesgaron un montón y les salió bien? ¿No se podría hacer ahora que los costes de producción son menores?
A mí no me importa ir a Generación X a ver qué han traído como si de nuestro mercadillo particular se tratase. O comprar en las tiendas online que me traen hasta cosas en inglés. Pero si mis amigos y yo no nos hubiéramos comprado nuestros primeros juegos de seis dados en la papelería del barrio (La Carreta aparece en esta historia también, Carlos), o no hubiésemos encontrado el Rune Quest Avanzado en el Bazar Ramos, esta afición quizás no nos habría calado tan hondo.
Aparte de esta crítica o reflexión en voz alta, creo que las editoriales españolas están trabajando muy bien y los resultados les avalan. A menos que estemos inmersos en una burbuja (como algunos agoreros apuntan) sin percatarnos, da la sensación de que vivimos la Segunda Edad de Oro de los juegos de rol en España. En los últimos años no hemos dejado de recibir multitud de gratas sorpresas: traducciones a gogó, juegos originales y hasta locales propios.
Sin embargo, no dejo de pensar en que el espolazo lo dieron los Aventureros Errantes de La Marca del Este en el año 2010. Un grupo de chavales de Lorca anuncia que se lía la manta a la cabeza y que va a publicar un juego hecho por ellos, totalmente inspirado en el viejo D&D y con un marcado estilo de juego que es el que a ellos les ha ido bien durante tantos años, el que añoran. Para conseguir una caja roja de esa primera edición, de unos 300 ejemplares si no me falla la memoria, hubo hostias (perdón por la expresión). Y se constató que había un nicho de mercado.
Así que me voy a permitir el lujo de dar un consejo a las editoriales roleras patrias y, de paso, hacer una alabanza en público: copien ustedes el estilo de la gente de La Marca del Este. Así de fácil, quiero decir, así de difícil.
Estos señores maduran mucho las ideas que tienen, las trabajan y las prueban y sólo cuando están seguros de que pueden realizarse, lo comentan en público y lo llevan a cabo. Han completado hace poco uno de los mecenazgos más ejemplares que yo conozca y no olvidemos que no son más que unos aficionados. ¿Qué no podría conseguir una editorial, con dedicación exclusiva, utilizando una línea de actuación y política de comunicación similares?
Hasta el próximo día. No olvidéis rolear.
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