Día 23
- Te compraste aquel juego porque...
Me encantó la partida que jugamos en la SGRI y se trataba de un producto diseñado en España. Suelo apoyar los juegos diseñados aquí aunque sea consciente que luego no podré jugar a todo lo que compro.
Aquel sábado quedábamos cuatro descolgados, uno de ellos sacó un libro pequeño y nos propuso jugar. En principio la compañía no podía ser mejor: Erekíbeon y Rodrigo, pero al máster sólo le había visto dirigir La fortaleza en la Frontera un día de fiebre old school. Y, para un maniático de las reglas como yo, no empezó con el pie derecho pues nos dijo que íbamos a jugar con el sistema simplificado.
Total, que nos pusimos a ello. Hicimos tres detectives españoles cuyas facetas se complementaban bastante y comenzamos a investigar la extraña muerte de un importante hombre de negocios de la región. Estuvimos poco más de dos horas pero yo me lo pasé genial. Cada personaje con el que interaccionábamos estaba muy bien definido y, aunque el director de juego es un tipo con barba, gracias a sus magníficas descripciones e interpretaciones, yo era capaz de ver en él a la secretaria estricta, al abogado que nos contrató, a la doliente viuda, al hijo pasota y a la hija díscola.
Cuando sonó la campana nos quedamos con ganas de más e incluso hicimos un tímido intento de continuarla otro día pero por desgracia no fructificó. En cualquier caso, sepa usted, maese Calaboso, que me compré Rol Negro para ver de qué iba aquello y aprendí mucho de cómo se debe dirigir una buena partida. Sirva esta humilde entrada como homenaje.
Hasta el próximo día. No olvidéis rolear.
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