- Odias los juegos de rol porque...
Porque llevan su tiempo. No me saltéis al cuello todavía los defensores de la partida improvisada y dejad que me explique.
En el mejor de los casos, un juego de rol tiene unos cientos de páginas mientras que, el más complejo de los juegos de mesa, puede llegar a treinta y no hay más que sacarlo de la caja para empezar a jugar. Es a esta inmediatez a la que me refiero para comparar.
Soy consciente de que tiendo a pensar mucho las cosas, me pasa en mi partida al Vida Real RPG y también cuando dirijo a otros sistemas. Sé que hay compañeros roleros que, con su manual de bolsillo bajo el brazo (o ni siquiera) y un par de ideas en la cabeza, son capaces de crear los PJs en media hora y después jugar otras dos o tres.
Creo que esta capacidad tiene dos posibles orígenes: una vena creativa que sin duda yo no poseo o un enorme bagaje de partidas jugadas que permite acceder a recursos ya probados para reutilizarlos con un porcentaje previsto de éxito bastante elevado. Mi mente ingenieril está (mal)acostumbrada a procesar reglas de juego y partida preparada para dar como resultado una o más sesiones de aventura rolera, a ser posible uniéndolas entre sí para conformar una campaña más o menos sólida. También he incluido alguna idea original pero han sido las menos, siempre cogiendo inspiración de aquí y allá, y sobre todo, en vacaciones con suficiente tiempo para meditar.
Por tanto, la inversión de tiempo que me requiere una partida de rol es mucho mayor que la que podría neceistar con otro tipo de ocio, pero creo que el retorno en diversión también lo es. Así que, seguiremos en la brecha. Imagino que, a medida que vayamos jugando más sesiones, más podré improvisar pues es ésta una capacidad que se puede entrenar, como casi todo en la vida, y se nota que con práctica y soltura con del sistema de juego este aspecto mejora considerablemente.
Hasta el próximo día. No olvidéis rolear.
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