Hombre, esta respuesta sí que la tengo clara. Nunca he sido muy de inventar reglas, suelo atenerme a lo que dice el manual asumiendo que los creadores fueron lo suficientemente diligentes como para hacer un juego equilibrado.
Sin embargo, tras unos cuantos años jugando a AD&D, le hice una buena modificación al sistema de magia. Los que seáis asiduos de este blog (si es que se puede serlo), sabréis lo poco que me gusta la magia vanciana. Sé que es una forma de regular la cantidad de conjuros que un mago puede lanzar al día y simular la complejidad de la magia pero, en mi mente, nunca he podido entender cómo el mago no es capaz de repetir el Dormir que ha lanzado hace unos minutos cuando más lo necesita o, peor aún, no poder Detectar Magia porque ese día no lo estudió.
Así que, en aquella época me remangué y escribí un documento de unas cuantas páginas ideando una Tirada de Lanzamiento de Hechizos (TLH) que los magos debían hacer siempre antes de cada lanzamiento. No recuerdo los detalles con exactitud pero sí sé que tanto el jugador que llevaba a la maga/ladrona como yo quedamos bastante satisfechos con la modificación. Se podía potenciar la magia con ciertos elementos (¿he oído vis?), obtener un mejor resultado con una buena tirada, se podía intentar modificar alguna característica (alcance, duración) y también era posible fallar, obviamente, si se intentaba algo fuera de las posibilidades de tu nivel.
Hoy ya no tendría sentido después de los Unearthed Arcana de 3ª edición o todas las variantes que podemos encontrar por la red pero, en su día, para nosotros fue un melocotonazo.
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